¿Para cuándo la DESFINANCIACIÓN?
Llevamos ya unos cuantos años en los que el término desprescrpción aparece en cualquier discurso que hable de uso adecuado del medicamento. Está demostrado, por mucho que le pese a algunos, que los fármacos tienen efectos secundarios y que en muchas ocasiones los perjuicios superan, por mucho, a los beneficios. El problema viene cuando intentamos retirar un fármaco que no ha demostrado beneficios en estudios bien diseñados, pero que al paciente o a su familiar, le parece que, para él, este fármaco es efectivo. La negociación entre médico (generalmente de faimilia) y paciente se convierte en una batalla de ajedrez digna de Fisher, viéndose en muchos de estos casos la relación médico-paciente afectada, cuando no deteriorada. En muchas de estas ocasiones, el médico de familia termina este combate, pensando que esto no pasaría si el fármaco en cuestión no estuviera autorizado. ¿Para cuándo la DESAUTORIZACIÓN de fármacos que no han demostrado utilidad en la práctica clínica?.