Cualquier día a cualquier hora
Esta última vez ha sido en lunes, pero ha ocurrido en todos los días de la semana.
Generalmente ocurre con pacientes sin cita que vienen a la consulta y cuando abres la puerta para despedir a algún paciente y llamar al siguiente los ves en la sala de espera con cara seria y triste y sabes que algo ha pasado.
Esta vez es JM al que veo en la puerta con cara triste y ansiosa, vestido de negro y con corbata negra e intuyes que algo ha pasado. Otra vez es A la que entra sola y llorando y sin poder hablar. En otra ocasión C viene acompañada por primera vez con su hijo. Otro día...
A veces es algo esperado, en ocasiones entra dentro de la evolución normal y en otras ocasiones es totalmente inesperado, sin explicación.
En muchas ocasiones el familiar transmite dudas sobre si se lo ha hecho todo bien, sobre si podía haber hecho algo más o algo mejor.
Y tu lo escuchas con respeto, sientes la perdida e intentas transmitirle tranquilidad, serenidad y apoyo en este momento duro de la vida.
Cuando termina la consulta o el día piensas en tu paciente, al que conocías hace años, al que has acompañado en el proceso difícil de la enfermedad, al que has visto hace una semana que estaba bien, al que llevas sin ver varios meses porque todo iba muy bien, al que te viste ayer y sabías que no volverías a ver...
Y te sientes triste, aunque afortunado por ser Médico de Familia.
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