Hace unos años, puede que fuera en el siglo pasado, se veía como ¨normal¨ regalar a un amigo, a un hermano o a un padre una pipa, una caja de puros habanos o, incluso en familias humildes, un cartón de tabaco (esto hacía que saliera algo más económico el dispendio mensual por el tabaco). Este hecho, ahora, nos parece, sobre todo a los sanitarios no fumadores, francamente reprobable y no se nos pasaría por la cabeza hacerlo. Aún es una costumbre socialmente aceptada regalar vino u otras bebidas espirituosas alcohólicas con motivo de cumpleaños, graduaciones, onomásticas, etc. Pero parece ser que estamos llegando como sociedad a un nivel ¨pro ¨ (como dicen mi hija) en esto de los regalos. Un amigo me contaba que llegan a su consulta pacientes con hallazgos encontrados en Resonancias Nucleares Magnéticas y/o en PEC-TAC que han sido regaladas por sus familias o por sus amigos a estos pacientes. ¿En qué momento hemos pasado de pensar que un buen regalo era el tabaco (…o el vino), a pens
En la vida hay ocasiones en las que una persona (o una sociedad científica, o el grupo de los Dalton) tiene que decir NO, y es así de sencillo, NO.
ResponderEliminarAgradezco el esfuerzo que han hecho en cada párrafo por darle algo de cordura a este disparate, por limitar e intentar evitar un atropello mayor, pero creo que es el momento de tener las ideas claras, acortaría los dos folios a una línea, una que diga, "señores, hemos pensado que NO".
Un saludo y feliz Navidad
Juan M. García Torrecillas