CADIME: INFORME EVALUACION IVABRADINA
El Centro Andaluz de Documentación e Información de Medicamentos (CADIME), ha publicado el INFORME DE EVALUACION DE LA IVABRADINA.
La ivabradina, comercializada con anterioridad para el tratamiento de la enfermedad
arterial coronaria y la angina de pecho, se ha autorizado para una nueva indicación: el
tratamiento de la insuficiencia cardiaca crónica de clase II-IV de la NYHA, disfunción
sistólica, en pacientes en ritmo sinusal y frecuencia cardiaca ≥75 latidos por minuto, en
asociación con el tratamiento estándar incluyendo betabloqueantes o cuando están
contraindicados o no se toleran.
Los resultados obtenidos en el ensayo SHIFT, mostraron que la ivabradina, administrada junto al tratamiento estándar redujo la variable principal combinada, mortalidad cardiovascular + ingresos hospitalarios por agravamiento de la insuficiencia cardiaca, 24% con ivabradina frente a 29% con placebo (HR 0,82 [95% IC: 0,75-0,90], p<0,0001) en pacientes con insuficiencia cardiaca de clase II-IV de la NYHA con fracción de eyección reducida, en ritmo sinusal y con una frecuencia cardiaca ≥70 lpm. La reducción de la variable principal se produjo a costa de la reducción de los ingresos hospitalarios por agravamiento de la insuficiencia cardiaca (ivabradina=16% vs. placebo=21%). Ivabradina no tuvo ningún efecto sobre la mortalidad global (ivabradina=16% vs. placebo=17%; HR 0,90 [95% IC: 0,80-1,02], p=0,092); ni sobre la mortalidad cardiovascular (ivabradina=14% vs. placebo=15%; HR 0,91 [95% IC: 0,80- 1,03], p=0,128) y sí disminuyó la mortalidad relacionada con la insuficiencia cardiaca (ivabradina=3% vs. placebo=5%; HR 0,74 [95% IC: 0,58-0,94], p= 0,014). En el subgrupo de pacientes que recibieron al menos la mitad de la dosis de betabloqueantes recomendada la reducción de la variable principal (mortalidad cardiovascular + ingresos hospitalarios por agravamiento de la insuficiencia cardiaca) no fue significativa (HR 0,90 [95% IC: 0,77-1,04], p=0,155).
Los resultados obtenidos en el ensayo SHIFT, mostraron que la ivabradina, administrada junto al tratamiento estándar redujo la variable principal combinada, mortalidad cardiovascular + ingresos hospitalarios por agravamiento de la insuficiencia cardiaca, 24% con ivabradina frente a 29% con placebo (HR 0,82 [95% IC: 0,75-0,90], p<0,0001) en pacientes con insuficiencia cardiaca de clase II-IV de la NYHA con fracción de eyección reducida, en ritmo sinusal y con una frecuencia cardiaca ≥70 lpm. La reducción de la variable principal se produjo a costa de la reducción de los ingresos hospitalarios por agravamiento de la insuficiencia cardiaca (ivabradina=16% vs. placebo=21%). Ivabradina no tuvo ningún efecto sobre la mortalidad global (ivabradina=16% vs. placebo=17%; HR 0,90 [95% IC: 0,80-1,02], p=0,092); ni sobre la mortalidad cardiovascular (ivabradina=14% vs. placebo=15%; HR 0,91 [95% IC: 0,80- 1,03], p=0,128) y sí disminuyó la mortalidad relacionada con la insuficiencia cardiaca (ivabradina=3% vs. placebo=5%; HR 0,74 [95% IC: 0,58-0,94], p= 0,014). En el subgrupo de pacientes que recibieron al menos la mitad de la dosis de betabloqueantes recomendada la reducción de la variable principal (mortalidad cardiovascular + ingresos hospitalarios por agravamiento de la insuficiencia cardiaca) no fue significativa (HR 0,90 [95% IC: 0,77-1,04], p=0,155).
Por todo ello se concluye que en la actualidad en la práctica clínica la utilización de
ivabradina no supone un avance terapéutico en el tratamiento de la insuficiencia
cardiaca crónica; ya que, en los pacientes tratados con la dosis diana de
betabloqueantes ivabradina no fue significativamente más eficaz que placebo. Siendo
preferible la optimización del tratamiento estándar con betabloqueantes antes de
incorporar la ivabradina.
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